El control de qué comemos y cuándo lo hacemos es el resultado de una compleja interacción de numerosos factores neuronales y hormonales.
El primer tipo de control que interfiere en esta decisión es homeostático. Esto quiere decir que sentimos hambre cuando llevamos mucho tiempo sin comer y viceversa. La estructura que lleva a cabo este control homeostático del apetito se encuentra en el hipotálamo. Aunque es pequeña, se trata de una región del centro del cerebro que desempeña un importante papel en nuestro organismo, ya que regula las sensaciones de hambre y saciedad.
Existen diversas hormonas que intervienen en este proceso, te diré cuáles son y qué efectos hacen:
- Si la orexina sube, aumenta el hambre.
- Si la leptina sube, disminuye el hambre.
- Si la grelina sube, aumenta el hambre.
- Si el péptido YY (PYY) sube, disminuye el hambre.
- Si la insulina sube, aumenta el hambre.
- Si la colecistocinina (CCK) sube, disminuye el hambre.
Es importante recordar que no podemos controlar nuestras hormonas. Cuando sentimos hambre, es muy difícil no comer, independientemente de cuánto deseemos no hacerlo. Pero aprender cómo funcionan nuestras hormonas puede ayudarnos a comprender qué tipos de intervenciones y estrategias pueden ser necesarias para controlar nuestro peso de manera eficaz.