Uno de cada tres tumores está relacionado con una alimentación no saludable, el exceso de peso y la falta de actividad física.
Entre los cánceres más frecuentemente relacionados a la dieta, destacan el de colon, estómago, mama, próstata, esófago, útero, hígado y pancreas.
FACTORES PROMOTORES DE CÁNCER
La obesidad engloba un estilo de vida no sólo caracterizado por el exceso de peso y de aporte calórico, sino que se asocia a baja actividad física.
La dieta con un elevado consumo de grasa de origen animal, en especial la saturada incrementa el riesgo de cáncer de pulmón, mama, colorectal, endometrio y próstata.
Por su parte, la ingesta de alcohol aumenta en unas seis el riesgo de cáncer en la boca, faringe, laringe, esófago, pulmón, hígado, colon, recto, páncreas y hasta mama. Cabe destacar que la combinación de alcohol y tabaco eleva el riesgo hasta casi 40 veces mayor que la población que no tiene estos hábitos.
Algunas formas de conservación de alimentos, que incluyen el ahumado, salado, curtido, seco y ahumado se relacionan a mayor incidencia de cáncer de esófago y estómago.
También, las temperaturas altas de alimentos cocinados en parrilla o en hornos de leña con contacto directo a la llama provocan mutación de los genes.
FACTORES PROTECTORES
Por el contrario, una alimentación alta en frutas y verduras supone un elemento protector frente a la mayoría de cánceres.
Los efectos beneficiosos atribuidos al consumo de pequeñas cantidad de bebidas alcohólicas, como el vino en pequeña cuantía, previenen enfermedades cardiovasculares y hasta cáncer; sin embargo, todo es cuestión de dosis.
De igual manera, existen factores genéticos y del ambiente que no están en nuestras posibilidades modificarlos. No obstante, la dieta sí es un factor que puedes cambiar y es algo que puedes empezar hoy. Tu cuerpo te lo agradecerá.