Si me dan a escoger, siempre elijo el dulce! Dos mil papilas gustativas se despiertan en la punta de mi lengua cada vez que disfruto de algo dulce. Si eres igual, mejor entérate cuáles son las mejores opciones para arrepentirte menos de pecar.

Empezamos por el personaje principal en la cocina, el azúcar de mesa o sacarosa. Su valor nutritivo es nulo y representa solamente calorías; específicamente 4 kilocalorías por gramo.

Por su parte la miel, a pesar de ser considerado un producto dietético, peca de ser alto en calorías y de escaso aporte nutricional. No se dejen engañar por su fuente de origen, dado que sea de abeja, agave o maple, contiene igual un alto número de calorías.

Están también los edulcorantes cero calorías, ideales para los diabéticos. Estos no aumentan la glucosa en sangre, no alteran el peso y tampoco provocan caries dentales.

Dentro de los edulcorante de origen vegetal, mi favorito es el Esteviósido encontrado en las hojas de la estevia. Tiene un dulzor 15 a 30 veces mayor que el del azúcar.  Es estable al calor, por lo que es óptimo para la cocina.

Resulta que un producto reformulado con menos azúcar con frecuencia engorda más que su versión azucarada o regular, dado que al reemplazar el azúcar con otros nutrientes, como grasas, aumentan su aporte calórico.

Además otro peligro que enfrentamos con los edulcorantes es que la exposición  repetida a edulcorantes acalóricos puede perpetuar una preferencia por lo dulce incluyendo los productos endulzados con edulcorantes calóricos.