La mejor leche, sin duda es la de mamá. La lactancia materna aporta beneficios insuperables no sólo al recién nacido, sino también a la madre.
Es esencial la nutrición adecuada de la madre durante el periodo de lactancia porque de ello depende la cantidad y calidad de la leche producida; la cual llega a a mantenerse a costa de las reservas maternas.
La causa más frecuente de falla de la lactancia, en su inicio o interrupción es la ansiedad o temor a la incapacidad de producir leche. El estrés conduce a la liberación de adrenalina que provoca vasoconstricción impidiendo la salida de las hormonas encargadas de la producción de leche.
La liberación de las hormonas que fabrican leche, oxitocina y prolactina, responde directamente a la estimulación desencadenada por la succión del lactante; así como del posterior vaciamiento de las mamas.
La cantidad de calorías adicionales que se requieren durante la lactancia es de 500kcal, las cuales deben cubrirse parcialmente con la dieta y el resto corresponderán a la movilización de depósitos de grasa de los kilos extra que se ganaron durante el embarazo.
Dicho esto, la dieta de la mujer que lacta debe ser alta en vitaminas provenientes de verduras y frutas, rica en leche o derivados lácteos y también contar con cantidades suficientes de agua. Se deben evitar los alimentos picantes o irritantes porque pueden transmitir un sabor fuerte a la leche y ocasionar rechazo en el bebé.
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