LA TEORÍA DEL LIMÓN

Esta vez vamos a hablar de una dieta muy popular; la del limón, qué tanto de verdad tiene la dieta “alcalina”.

Para empezar, tenemos que saber a qué nos referimos con dieta alcalina. El pH neutro es de 7, el ácido tiene un valor menor a 7 y el alcalino, mayor de 7. Cada órgano tiene un pH ideal para su funcionamiento y el cuerpo cuenta con sistemas reguladores por parte del riñón y el sistema respiratorio para poder mantener dichos valores, por lo que es muy difícil alterar esos valores en sangre, aunque sí en la orina.

La teoría nos dice que al procesar los alimentos quedan residuos ácidos o alcalinos. Se postula que los residuos ácidos generan vulnerabilidad a las enfermedades y los alcalinos, nos protegen.

Los alimentos con residuos ácidos son carnes rojas, aves, pescados, lácteos, huevos, cereales y alcohol. Mientras que los alcalinos corresponden a las frutas, frutos secos, legumbres y verduras.

Partamos de la idea de que los alimentos pueden alterar el pH, es decir la acidez o alcalinidad de nuestro cuerpo; aunque ya sabemos que el pH de la sangre no varía realmente. Tendríamos que comer 8kg de naranjas para variar en 0.2 el pH sanguíneo.

Con respecto al limón, no es el pH inicial que tiene el que nos interesa, el cual se encuentra entre 2-3, es decir ácido; sino el que genera al ser digerido y procesado en nuestro cuerpo, que resulta ser alcalino.

Cabe destacar que los alimentos que fomenta la dieta alcalina, son saludables por su alto consumo de frutas y verduras. A su vez, ciertas enfermedades se benefician del consumo bajo en proteínas de origen animal, tales como la enfermedad renal y cardiovascular.

Por su lado, el limón también nos trae otros beneficios al ser rico en vitamina C, ayuda a la absorción de otros minerales como el hierro, contiene antioxidantes que mejoran el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Por lo que no es el efecto alcalino del limón o de los otros alimentos los que finalmente ayudan, sino las otras propiedades de las que gozan.